Laëtitia Savary dirige junto a su marido Benoît una explotación de 20 000 bisabuelas (GGP) en Bouchamp-lès-Craon, en el departamento de Mayenne, Francia. Es impulsora de Spoutnic, el robot avícola que hace que las aves se muevan. Ella se ha enfrentado al problema de la puesta de huevos en el suelo y también al agotamiento extremo por la presión del trabajo. ¿Como ha cambiado su vida diaria gracias al robot avícola? Laëtitia Savary comparte su experiencia y habla sobre cómo ha mejorado su tasa de puesta en el suelo y sobre su nueva forma de organizar el trabajo.
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Antes del robot avícola, ¿cómo era tu rutina?
Laëtitia Savary (LS): Nos esforzamos para limitar la tasa de puesta en el suelo de cada parvada, porque los huevos puestos en el suelo tienen una categoría inferior. Se trata de una educación que precisa de entre 25 y 30 semanas. Tenemos que hacer que las aves se muevan lo máximo posible, incomodándolas regularmente para incitarlas a que vayan al nido. Antes del robot, iba cada media hora a mis cuatro corrales, con distintos objetos. Como existía el riesgo de la habituación, había que cambiar de objetos a menudo: una bolsa, un palo con un trozo de tela, un objeto para hacer ruido... mis gallinas se levantaban a las 7 de la mañana, así que empezaba las rondas a las 8, después de alimentarlas, y lo hacía cada 30 minutos hasta primera hora de la tarde. Cuando se producía el grueso de la puesta, espaciaba las visitas, de manera que hacía una ronda cada hora, desde las 14 h hasta las 16-17 h.
En aquel entonces solo tenía una nave, pero caminaba hasta 7 u 8 km al día, sin contar todas las sentadillas que hacía para recoger los huevos del suelo. También tenía que pasar por encima de los comederos, que están a la altura de la rodilla. Era un gran desgaste físico, ¡no podía seguir así!
¿Cómo ha cambiado el robot la puesta en el suelo?
LS: Algunas parvadas son más complicadas que otros, porque algunas aves son más difíciles de educar, en función de lo que hayan aprendido durante la recría. Los animales nos llegan con alrededor de 20 semanas de edad y su comportamiento depende mucho de la manera en la que el avicultor anterior a nosotros se haya ocupado de ellos: si ha pasado tiempo con ellos, si les ha hecho moverse... he tenido parvadas con hasta un 25 % de la puesta en el suelo. Eso suponía recoger 800 o 900 huevos del suelo cada día, sin poder hacer otra cosa. Y, aunque el precio era diez veces menor porque eran de una categoría inferior, ¡había que llevarlos a la planta de incubación! Además, un huevo atrae a otro: cuantos más huevos se dejen en el suelo, más creen las aves que ese es el lugar para poner...
Con el robot, he conseguido tener parvadas con una tasa de puesta en el suelo inferior al 5 %. Los resultados varían en función del lote y de la educación de las pollitas, pero el 5 % sigue siendo el objetivo. Si se alcanza en la época de máxima puesta, sabemos que la parvada continuará con esa tasa hasta su sacrificio.
¿Qué has observado en cuanto al comportamiento de los animales?
LS: El robot anima a las aves a ir a los nidales. También ayuda en la fertilidad, que tiende a descender después de 45 o 50 semanas. En lo que a mí respecta, vigilo el peso de los gallos porque sé que, si engordan mucho, tienen problemas en las patas y dejan de aparearse. El robot sirve para evitar que los animales permanezcan inmóviles después de comer y se duerman, algo que se agrava con la edad. Estimula a las aves y genera actividad que, a su vez, implica monta.
En cuanto al acorralamiento a las hembras, este se produce cuando tenemos gallos maduros que quieren aparearse en exceso y se vuelven agresivos. En este caso, yo aplico dos técnicas: reduzco la ratio machos-hembras de 1 por cada 10 a 0,7 por cada 10 y utilizo el robot para molestar a los gallos y mezclar los animales.
¿Cómo transcurre una jornada con un robot avícola?
LS: Con el robot gestionamos el tiempo de otra manera. Antes pasábamos cada media hora por los corrales para hacer que los animales se movieran y también para recoger los huevos del suelo. No teníamos respiro, había que hacer malabares entre tareas. Ahora que el robot ha tomado el relevo, solo tenemos que pasar a recoger los huevos. Ahora son muchos menos, por lo que una ronda cada hora es suficiente. Esto nos deja más tiempo para otras cosas, como recoger los huevos de los nidales o monitorizar el rendimiento técnico, con el pesaje semanal de gallos y gallinas.
Además, podemos hacer tareas que no podíamos hacer antes, como observar a los animales. Para ser un buen avicultor, hay que pasar tiempo en los corrales para observar la manera como se comportan las aves. ¿Comen bien? ¿Beben bien? ¿Se mueven bien? ¿Es buena la convivencia entre los gallos y las gallinas? La observación permite comprender muchas cosas y evitar problemas.
¿Cómo te organizas ahora?
LS: Antes solíamos trabajar todo el día: despertábamos a las gallinas a las 6 de la mañana, les dábamos de comer y después venía la puesta. Los animales tienen de 14 a 15 h de luz al día y la puesta de huevos del día siguiente comienza 12 horas después de apagar la luz. La puesta se producía, sobre todo, al final de la mañana y a principios de la tarde, así que por la mañana no teníamos muchos huevos que recoger. Esta situación era un poco pesada porque nos bloqueaba todo el día, fines de semana incluidos. No teníamos tiempo para nosotros.
Hace dos años, lo hablamos con el técnico y decidimos cambiar el horario. Encendemos la luz a medianoche o a la 1 de la madrugada y alimentamos a las aves entre las 6 y las 7 h de la mañana, para apagar la luz a las 15 h. Esto nos permite recoger los huevos por la mañana temprano. No hay tiempos muertos al inicio de la jornada y acabamos antes. Regresamos por la tarde, pero solo para acabar tareas pendientes y para hacer el mantenimiento.
¿Cómo utilizas el robot avícola?
LS: Con esta nueva organización, ponemos el robot a funcionar por la noche, desde que se encienden las luces hasta el momento de dar el pienso. El robot hace que las aves se muevan y las anima a ir a los nidales. Lo programamos el día anterior para que empiece a funcionar después de encender las luces. En cualquier caso, se puede programar con tres franjas horarias diferentes. El robot permite variar los estímulos y se tiene que utilizar progresivamente, en función de las necesidades. Al utilizarlo por primera vez, no es necesario poner el robot a máxima velocidad. Se tiene que observar a los animales y ponerlo durante más o menos tiempo, en función de la evolución de la puesta en el suelo.
Como solo disponemos de unas semanas para solucionar el problema de la puesta en el suelo, utilizamos el robot de manera intensiva durante el aumento de la puesta, entre 25 y 32 semanas. En este periodo, funciona durante toda la duración de la puesta.
¿Ha mejorado el robot las condiciones de trabajo?
LS: El hecho de tener el robot no significa necesariamente que haya menos presión, porque para nosotros cada parvada representa un año contable. Sin embargo, sí ha supuesto un alivio a nivel físico, porque reduce el trabajo pesado y ayuda a tener menos problemas musculares. Además, ahora también podemos desconectar del trabajo. Por ejemplo, ahora podemos terminar la jornada del domingo al mediodía o a las 13 h, sin tener que volver a las naves y así nos podemos conceder una verdadera tarde de descanso.
Naturalmente, recoger los huevos forma parte del trabajo. Pero no tiene por qué ser algo imposible de gestionar. Aunque te apasione tu trabajo, una rutina que se convierte en una pesadilla termina por resultar insoportable. Yo personalmente he sufrido de agotamiento y sé que es algo frecuente y un tabú para casi todos. Cuando me sucedió a mí, pensé en dejarlo y puse mi nave en venta. Gracias al robot, decidí continuar. Mi marido se asoció conmigo en 2017 ¡y hemos construido una segunda nave!
Como muestra la experiencia de Laëtitia Savary, el robot avícola puede ser un instrumento interesante para mejorar la rentabilidad de tu explotación y tus condiciones de trabajo. ¿Te gustaría saber más sobre los beneficios del robot? Lee también nuestro artículo sobre cómo reducir la puesta de huevos en el suelo, sin tener que dedicar a ello toda la mañana. También puedes probar nuestro simulador para saber cuál es el coste real de la puesta en el suelo de una parvada.